h e l l o
goodbye
❝Hello, hello. I don't know why you say goodbye, I say hello❞

Black-Capítulo 11

Carla estaba por irse a dormir. Se quitó el broche que sostenía su cabello, dejándolo caer como una cascada bicolor hasta su cintura bordeada por un cinturón amarillo. Estaba angustiada. Tenía una seria herida en la rodilla, había perdido a Bianca hacía apenas días, se había peleado con su mamá y Ámbar se comportaba muy raro. No pudo más que llorar. Se cambió, apagó la luz y se tapó con la frazada azul hasta las mejillas. De pronto, ya no tenía veintidós años, era una niña. Se olvidó de la facultad, de que era madura, de que se peleaba con su mamá. No lo podía soportar. De sus ojos caían lágrimas cada vez más rápido, dejando húmedos círculos sobre la almohada rosa. En la silenciosa habitación había cada vez más ruido, pena. Abrió los ojos. Vio el destello que dejaban ver las cortinas blancas, la luz de la luna que quería penetrar. Se levantó y las corrió. Nubarrones negros cubrían el cielo. Volvió a la cama. La luz recortada por el marco de la ventana era casi invisible, pero hermosa. La calmó. Cerró los ojos. Pronto se encontraba en un sueño profundo.
Caminaba descalza sobre la tierra húmeda dejando huellas. Tenía un suéter beige grande. Su pelo era más largo todavía y de un solo color. En sus manos tenía una estrella plateada y redonda.
-Pía-le dijo una voz atrás suyo.
Ella giró la cabeza, como si la hubieran nombrado.
-Ámbar se encuentra en peligro-continuó la voz
-¿Ámbar?-preguntó Carla, o Pía, por lo menos en ese sueño.
-Todos. Todos están amenazados. Tú debes salvarlos.
La estrella brilló más. Y más. Todo se puso increíblemente blanco. Encandilada, Carla cerró fuertemente los ojos. La estrella estaba rota en cinco pedazos: cuatro idénticos y uno diferente. Se sorprendió.
-El diamante-susurró, acercándose la mano al pecho.
Ese fragmento transparente se tornó frío y oscuro.
-¿Reconoces uno de estos?-preguntó la voz.
Carla dudó.
-Sí...uno.-dijo finalmente
-La estrella que tenías hace un segundo-le dijo la voz-pertenece a este lugar, que es adonde sube el espíritu. Cuando se rompió, un fragmento, ese que tú reconoces, creó otro "mundo", uno paralelo, en donde iba la parte mala del espíritu.
-¿Y yo qué tengo que ver?-preguntó Carla
-Sepultado en la tierra, ese diamante no hacía ningún daño, pero ahora que lo posee Ámbar, puede ser seducida para controlarlo todo y desequilibrar el orden.
-Es mi culpa, ¿verdad?-dijo Carla, avergonzada.
-No, Pía.-dijo la voz
-¿Por qué me llamás Pía?-dijo Carla.
-Es el nombre de tu espíritu. Es lo único que está aquí. No eres tú. En fin, debes juntar todos los fragmentos para eliminar ese mundo.
Los cuatro fragmentos flotaron hasta las manos de Pía.
-No puedes perderlos, o pasará a pertenecer al Mundo Oscuro, aumentando su poder.-le dijo la voz a Pía.
Ella cerró la mano, protegiendo los pedazos.
-Tu maldad podrá perjudicarte. Permanecerá aquí. Te sentirás extraña, debes saberlo. Y apúrate, o Ámbar podría hacer cosas terribles o tu lado malo podría irse y no podrás recuperarlo. Y no serías tú sin él.
Pía quiso preguntar algo, pero no pudo.
-Cuando despiertes, no serás ni Carla, ni Shia, tu lado malo, sino que serás Pía. Suerte. Tienes 24 horas para empezar.

Abrió sus ojos. En sus manos había cuatro pedazos idénticos, bastante transparentes.