h e l l o
goodbye
❝Hello, hello. I don't know why you say goodbye, I say hello❞

Black-Capítulo 4

Las chicas corrieron a toda velocidad hacia la salida.
-¡Eh! ¡Vuelvan para acá!-gritó el guardia.
Las chicas chapoteaban en el barro, alejándose del hombre. El auto parecía estar estacionado a kilómetros de la parte abierta de la reja. Finalmente, Carla llegó al auto. Pero Ámbar no estaba en el asiento del copiloto.



-¡Ámbar! ¡Ámbar!-gritó Carla.
Ámbar se había quedado atrás.
-¡Eh! ¡Nena!-le gritó el guardia, que se acercaba corriendo.
Ámbar trató de escapar, pero sus calzas marrones estaban enganchadas entre unos espinos. Ámbar empezó a tironear. Finalmente, las calzas se agujerearon y Ámbar quedó libre. Sus borcegos empapaban sus piernas mientras sus pies avanzaban rápidamente. El guardia del cementerio la perseguía unos metros atrás. Ámbar abrió la puerta de un tirón y Carla pisó el acelerador con sus zapatillas Converse. Ámbar suspiró.

Cuando las chicas llegaron a la casa de Ámbar, eran las dos de la mañana. Carla se quedaría a dormir. Ámbar sirvió un café en unas tazas blancas y empezaron a hablar.
-¿Qué cosas creíste que íbamos a encontrar?-preguntó Ámbar.
-Ya te expliqué.-le dijo ella.
-No, no me explicaste. Y me gustaría que lo hicieras porque estuvimos horas en un auto de noche, invadimos un cementerio, nos persiguió un guardia y mirá mis calzas-le dijo Ámbar mostrando la parte agujereada que dejaba ver un pedazo de piel pálida.
-No sé, Ámbar. Cualquier cosa podía estar relacionada.-le dijo Carla avergonzada.
-Bueno...chau.-dijo Ámbar.
Carla bostezó. Al rato se fue al cuarto para dormirse. Al rato empezaron a oírse truenos e inmediatamente empezó a llover. Esta vez la lluvia era normal, lo que las tranquilizó mucho.

En el cuarto de Ámbar, sólo había oscuridad. Carla dormía plácidamente y Ámbar daba vueltas y vueltas.
Entonces no pudo más y se despertó. Sus pies descalzos bajaron las escaleras y llegaron hasta el living. En el piso había huellas negras, como manchas. Ámbar gritó. Al instante, las dos estaban con tazas de chocolate (el café se había acabado) hablando del tema.
-¿Por qué esto negro quiere matarnos?-preguntó Carla.
-No sabemos lo que quiere, Carli. Hay que averiguar.-dijo Ámbar.
-¿Pero cómo?
-Hay que volver.