h e l l o
goodbye
❝Hello, hello. I don't know why you say goodbye, I say hello❞

Black-Capítulo 19

Ya era de noche, aunque no el cielo se había visto igual todo el día. El reloj indicaba las doce de la noche. Ámbar estaba acurrucada en el piso mirando la pared, y lloraba.
-¿Qué pasa?-le dijo Dylan.
-Que quiero mi vida... Estuve viviendo encerrada por semanas y semanas, no podía ni llorar de manera normal, y siento que las perdí todas involuntariamente, como si no fuera toda yo la que vivía por mí, y sé que es exactamente así. Mi vida podía no ser perfecta, pero era la mía. Y yo no aceptaría ninguna otra que no fuera esa. No quiero volver a pasar por todo eso, Dylan, por favor no me dejes vivir así nunca.
-Todo esto va a acabarse en trece horas, Ámbar. Para bien o para mal, pero va a acabar de alguna forma.
-¡Pero yo no quiero que sea para mal! Quiero mi vida como antes, con todas las personas buenas y malas que me rodeaban. Incluso Bianca, que desearía no haberla matado, Dylan.-Ámbar miró los ojos de Dylan sin poder verlos bien.
-¿La mataste?-preguntó Dylan.
-Sí... fui yo. La única que lo sabe es Carla. Soy una asesina, Dylan. ¡Soy una asesina! Nunca voy a poder compensarle su pérdida a su familia y a Carla. Nunca. Una vida es lo más valioso que existe y yo... Dylan no lo puedo resistir más.-lo miró con lágrimas en los ojos. Estaba destruida.- La empujé a la calle. Un auto la pisó. Fue un accidente, pero ya no creo en los accidentes. Debí haberlo hecho a propósito y no lo entendía entonces. Cambié mucho después de eso. Con la muerte de Bianca empezó todo esto.
-Te amo igual.
-Los asesinos no merecen ser amados.

-Cualquiera merece ser amado, porque estás arrepentida, Ámbar. Te amo. No te lo diría yo si fuera mentira.
Se dieron un beso muy largo. Tal vez fuera el último. Se abrazaron. Y así se durmieron.

Se despertaron a las nueve de la mañana. Les hubiese gustado ver el sol en lo que tal vez fueran sus últimas horas.
Esa noche había sido la más feliz de todas para Ámbar desde que había matado a Bianca. En realidad, Bianca le había dicho esa noche que gracias a ella, había podido empezar de nuevo lo que era y no podía dejar de ser, y que la había perdonado. No sabía si era un sueño o en serio había sido ella la que se lo había dicho, pero de todos modos estaba más tranquila que nunca y podía comenzar a ser feliz.
-De este día depende el resto de nuestras vidas-dijo Dylan.
-El resto de LA vida.-Ámbar lo abrazó por detrás.-Voy a extrañarte mucho si es el final.
-No lo llames final. Llamalo comienzo.-Dylan le sonrió.


Las horas pasaron. Dylan y Ámbar estaban listos, tomados de las manos. Faltaban sólo segundos. La una. El Séptimo Guardián apareció con su máscara dorada, que se parecía mucho a las que representaban al teatro.
-¿Cuál es la puerta que eligieron?-les preguntó.
-¿Quién sos vos?-le preguntó Ámbar.
-Eso no te importa. ¿Saben cuál es la puerta?
Dylan y Ámbar se quedaron callados. Dylan se acercó a uno de los relojes y lo arrancó. Detrás, la pared era también un espejo. Sonrió.
-Fallaste-le dijo el Séptimo Guardián.
-Todavía no hice nada-dijo Dylan.
Dylan miró a Ámbar y tiró el pesado reloj al piso, rompiendo el espejo. El Séptimo Guardián gritó y se volvió piedra, que cayó estrepitosamente contra el suelo, haciéndolo pedazos. Las flores, la reja, todo se hizo de piedra, lo que era la galería se quebró en mil fragmentos de cristal, que se unieron para hacer la calle a la madrugada, como si el tiempo no hubiera pasado.


Esa noche, ninguno podía dormir. La lluvia que había afuera los tentaba a salir.
¿fin?